Estamos en un tiempo muy difícil como sociedad, las ultimas noticias nos hablan de crímenes pasionales, hombres que raptan y matan a sus parejas y que luego quedan en libertad, las noticias de ayer nos hablaban del asesinato de una joven y su padre de manos de un joven universitario, a punto de egresar de una carrera, alguien con educación, cultura, un profesional.
Todos los hechos noticiosos del ultimo tiempo están lamentablemente asociados a una crisis familiar propia del tiempo en que estamos viviendo.
Si la familia se destruye obviamente la sociedad misma se desintegra, sin familia no hay futuro, no ha sueños y todo termina desvaneciéndose.
Toda la creación se rige en base a leyes. Nadie puede desafiar las leyes. El que lo haga sufrirá las consecuencias de su trasgresión. Es muy simple, si queremos caminar en el aire, la ley de la gravedad nos atrae al suelo de una. Para dirigir un hogar es necesario conocer 5 leyes, hoy quiero compartir con ustedes una de ellas.
La Ley de Ejemplaridad
Los hijos cargaran en el subconsciente muchos años los patrones de conducta que observaron en sus padres…
Los actos valen más que mil palabras, los niños observan mucho más de lo que escuchan, en una clase el aspecto visual se retiene en un mayor porcentaje que lo que se escucha. Nuestra influencia se da en la siguiente escala: 10 por ciento con palabras y noventa por ciento los actos.
Las personas se forman durante los primeros años de su vida, todo lo que una persona es se construye en su subconsciente, en el están escritos los ejemplos recibidos y que estos dan información inexplicablemente a nuestro temperamento. En el nivel interior se forma quien queremos ser y en el interior quien somos realmente. Si se da cuenta se encontrará muchas veces realizando cosas que observo en sus padres y que tal ves pensó nunca hacer. Confrontamos nuestro deseo de no hacer algo con el hábito de hacerlo.
El gran reto de los padres hoy no es como tratamos a nuestros hijos sino en como darles un mejor ejemplo.
La mejor forma de ayudar a la restauración de nuestros hijos es sanarnos nosotros primero, sanar el ambiente familiar, sanarme yo como persona.
Un poema que lei el otro día decía lo siguiente:
¿ quieres ayudar? Ayúdate primero
sólo los amados aman
solo los libres libertan
solo son fuentes de paz quienes están en paz consigo mismo
los que sufren, hacen sufrir
los fracasados necesitan ver fracasados a otros
los que tienen conflictos provocan conflictos a su alrededor
los que no se aceptan no pueden aceptar a los demás
es tiempo perdido dar a otros lo que no tenemos, debes empezar por ti mismo.
Amarás al prójimo como a ti mismo, pero no perderás de vista que la medida eres tu mismo.
Nadie puede dar algo que no tenga, ninguno puede entregar algo que no haya recibido.
Damos de lo que tenemos, para bien o para mal, nuestras acciones son el reflejo de lo que tenemos en el interior.
Nuestros sentimientos están cautivos en nuestro corazón, crecen y se agigantan hasta romper al exterior y aflorar para ser vistos por todos.
No podemos creer en hijos sanos, si nuestra propia vida se encuentra enferma, nuestros jóvenes, repiten nuestras patologías de una manera mas extrema.
Los casos mediáticos de adolescentes en problemas, nos reflejan una sociedad que perdió los valores y los principios, de la mano del consumismo.
No importa si no veo a mis hijos, total tienen de todo para ser felices. Ese de todo significa tv satelital, internet, ropa de moda, computadores, celulares con cámara, etc. Hemos perdido la capacidad de soñar junto a nuestra familia, no hay proyectos en común, solo la vida pasa y nos envejecemos viéndola correr.
Nuestra influencia hacia nuestros hijos es cada día menor, al preguntar a un grupo de adolescentes de Octavo básico, jóvenes de 13 o 14 años, acerca que quienes son sus ídolos, de 15 jóvenes no hubo NINGUNO, si leíste bien NINGUNO, que quisiera parecerse a sus padres.
Nuestros hijos son nuestros mayores trofeos, podemos enorgullecernos que lo que hacen o avergonzarnos. Para las 2 opciones se requiere nuestra participación, ninguna de las 2 aparece por casualidad.
Un grito desesperado, de un padre al saber que su hija murió en manos de la anorexia.
Un grito desesperado de una madre al saber que su hijo contrajo Sida a través de una relación homosexual.
Un grito desesperado de una sociedad frente a la promiscuidad de nuestros jóvenes.
Esos gritos por muy desesperados que sean, están fuera de tiempo, no valen, no sirven de nada…
El real grito desesperado es aquel que hoy se haga escuchar y lleve a nuestros padres de familia a trabajar como si en eso se les fuera la vida, por una familia sana.
Un grito desesperado a pelear por aquello que un día abrazamos y prometimos.
Un grito desesperado por ser fieles a nuestra familia, por no tranzar lo que sabemos no es normal.
Un grito desesperado por recuperar aquellos que nos pertenece.
Un grito desesperado a enseñar con el ejemplo.
Les invito a gritar…….
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